Androide sin sucesor

miércoles, 7 de julio de 2010


Esta pasada semana he estado probando dos teléfonos Android, el Samsung Galaxy S, de pantalla descomunal y el Nexus One, teléfono fabricado por HTC pero que realmente es un producto 100% Google.
Este post no es un análisis de ninguno de los dos (aún estoy jugando con el Nexus One y el Samsung no he podido probarlo durante tiempo suficiente) pero es un buen momento para hablar de las declaraciones que ha hecho recientemente Eric Schmidt a The Telegraph En ellas asegura, además de que podemos confiar nuestros datos personales a Google sin miedo, que la compañía no pondrá a la venta nunca un Nexus Two.
¿El motivo? Según Schmidt, el Nexus One ha sido “todo un éxito”. 
-"Llamé al consejo de dirección y les dije 'Ok, ha funcionado, enhorabuena', vamos a parar"
Ya. A mi también me ha dejado un tanto confundido. Lo lógico sería que un producto que funciona tuviera sucesor, sobre todo cuando se le pone un nombre que pronostica una secuencia numérica. Para esto bien podría haberse quedado en un simple "Nexus". El "One" sobra si no hay "Two".
Pero Schmidt no delira, aunque lo parezca. O no delira tanto. Las razones por las que Nexus Two nunca existirá (aunque creo que es algo que está por ver, diga lo que diga Schmidt) son algo más complejas que las que da a entender y probablemente hayan resultado un tanto inesperadas en Mountain View.
Merece la pena recordar que Google terminó con su política de venta directa de Nexus One hace unos meses. Su estrategia de vender teléfonos a través de la red no funcionó como se esperaba. Al final se ha quedado en nada al compararlo con otros productos Android, como el Droid de Motorola.
Nexus One seguirá disponible a través de operadores –a España, por ejemplo, llega de la mano de Vodafone- y aunque en su momento le dedicaré una entrada más grande, creo que es el mejor Android que se puede tener en el bolsillo porque no depende de terceras empresas para actualizarse a la última versión del sistema operativo. Mientras los usuarios de HTC, por ejemplo, esperan a que desde Taiwan se decidan a llevar algunos de sus terminales a la nueva versión 2.2, muchos de los que usan Nexus One ya han recibido la actualización.

Puede que desde el punto de vista conceptual, y estirando un poco la verdad, Nexus One haya sido un moderado éxito. No ha vendido ni una cuarta parte de lo esperado, pero Google no lo fabricó para ganar dinero, sino para marcar a los fabricantes el camino a seguir  y dar a los desarrolladores una plataforma estable sobre la que programar aplicaciones. También para cambiar el modo de vender teléfonos en Estados Unidos, donde las operadoras tienen todavía mucho poder sobre el mercado.
Lo segundo no ha funcionado, lo primero a medias. Se ha convertido en el canon por el que se rigen el resto de Androids, la vara de medir de este sistema operativo (aunque no sea el terminal más avanzado), pero es, después de todo, una pieza molesta en las relaciones de Google con sus socios, que se ganan el pan vendiendo cacharros o contratos y servicios, no publicidad.

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