Obama declara la guerra contra el cibercrimen

lunes, 1 de junio de 2009


Barack Obama sabe de la importancia de Internet. El presidente ha vivido sus beneficios y sus perjuicios. Sabe Obama, como él mismo reconoció este viernes, que ganó las pasadas elecciones presidenciales en parte gracias a la fuerza de la Red y a su alcance. Y también sabe el presidente que la seguridad cibernética es susceptible de violación, como le sucedió en su campaña el pasado otoño, cuando piratas informáticos entraron en la página web del candidato demócrata y robaron información perteneciente a la base de datos.

El presidente de EE UU anunció el viernes que su país se prepara para iniciar una nueva guerra, en esta ocasión librada en el ciberespacio. Para esta lucha, Obama comunicó la creación de un alto cargo de ciberseguridad con oficina en la Casa Blanca (al que llamó "ciberzar") contra ataques que protegerá tanto las redes oficiales como las privadas de los hackers que las asaltan. "El ciberespacio es real", dijo Obama en una rueda de prensa en la Casa Blanca, "como son reales los riesgos que conlleva", añadió. El mandatario indicó que la persona designada para el puesto responderá ante el Consejo de Seguridad Nacional y ante el Consejo Económico Nacional, en reconocimiento del papel que la informática desempeña tanto en la defensa del país como en la economía.

"Esa es la gran ironía de la era de la información, las tecnologías que nos permiten construir y crear son las mismas que utilizan aquellos que destruyen y perturban el orden", aseguró. "Es una paradoja que vemos cada día", añadió Obama. En su opinión, Estados Unidos lleva mucho tiempo fracasando en proteger de manera adecuada la seguridad de sus redes cibernéticas. "No estamos lo preparados que deberíamos estar, ni como Gobierno ni como país", prosiguió Obama, quien dijo que los asaltos a las redes informáticas son uno de los peligros económicos y militares más graves a los que se enfrenta EE UU.

Sin medias tintas, Obama aseguró que la prosperidad estadounidense en el siglo XXI dependerá de la ciberseguridad y que el país afrontaba "un momento de transformación". Por eso, el presidente encargó el pasado mes de febrero una revisión de las políticas de protección informática por las que se rige el Gobierno de EE UU, que constó de una minuciosa labor de análisis por parte de diversos expertos de su Administración para que explicaran cuáles eran las mayores amenazas informáticas que afectan a la población civil norteamericana. Este equipo partió de ejemplos concretos, como un caso en que criminales cibernéticos habían saboteado el suministro eléctrico de diversas ciudades, según información clasificada de la CIA; en otra ocasión, hace seis meses, unos criminales informáticos asaltaron 130 cajeros automáticos en 49 ciudades distintas del mundo y robaron miles de dólares.

Ante el anuncio de mayor control y la intención de nombrar un sheriff que vigile el ciberespacio, Obama quiso tranquilizar a aquellos que puedan ver el fantasma de la injerencia gubernamental sobrevolar sobre su privacidad y declaró que el nuevo sistema federal de vigilancia no recortará la libertad en la Red ni "dictará cómo las redes de las empresas privadas deben diseñar sus sistemas de defensa". Se trata de luchar contra el robo de información bancaria, controlar los servicios básicos que ahora se gestionan a través de Internet y evitar la suplantación de la identidad personal en la Red. Otro de los graves asuntos a los que el nuevo zar deberá dar una respuesta es al de la piratería, que hasta ahora ha asumido con un discreto éxito el FBI. Las pérdidas calculadas a causa del robo de datos y propiedad intelectual en 2008 suponen hasta un billón de dólares (720.000 millones de euros).

Al describir su plan de cinco puntos que blindará las infraestructuras cibernéticas de la nación, el presidente dijo que Estados Unidos necesita impartir la educación requerida -desde los colegios- para mantenerse a la par de la tecnología y atraer y retener una fuerza laboral que maneje los conocimientos cibernéticos. Obama reclamó una nueva campaña educativa a fin de alertar al público de los desafíos y amenazas relacionados con la ciberseguridad.

Entre las medidas que adoptará la Casa Blanca para mejorar la seguridad cibernética, el presidente anunció un aumento de la cooperación con los aliados. Para ello se hace necesario conseguir que los países amigos sean afines en una serie de asuntos, como los baremos técnicos y normas legales aceptables sobre jurisdicción territorial, responsabilidad y soberanía, y uso de la fuerza para luchar contra el cibercrimen. Con iniciativas de este tipo, el Gobierno de EE UU espera que la comunidad internacional comience un debate sobre cómo perseguir a los cibercriminales y establezca un marco legal para juzgarlos y castigarlos.

La Casa Blanca también quiso hacer un llamamiento para que la nación no se quede atrás en la carrera de la seguridad informática, un campo en el que países como India o China han hecho notables avances en los últimos años.

La Administración de Obama compara el momento actual al del lanzamiento del satélite Sputnik en octubre de 1957, cuando pareció que la antigua Unión Soviética estaba a punto de ganarle la carrera espacial a Estados Unidos.


Apple prepara ya la tercera versión de su iPhone, el teléfono móvil más famoso del mundo, que será presentado en sociedad próximamente. La fecha más probable es la del 8 de junio, aprovechando la reunión anual que organiza la firma.

Telefónica también lo sabe y quiere utilizar la campaña de verano -periodo en el que se produce el 40% de la actividad comercial móviles- para dar salida a su stock de iPhone de segunda generación, mediante una gran campaña de descuentos.

A partir del 1 de junio próximo, los clientes de Movistar podrán adquirir el iPhone 3G de 16 Gb a precios que pueden suponer una rebaja de hasta el 75% respecto al coste actual.

Los descuentos serán mayores para los usuarios que vengan de otra compañía. Así, un usuario de otra operadora, que adquiera un iPhone 3G de 16 Gb con un compromiso de voz de 40 euros, más una tarifa de datos de 15 euros al mes, pagará 19 euros, en lugar de los 79 que debe abonar ahora.

Para el cliente de Movistar que pase de prepago a contrato, en el mismo caso de compromiso de 40 euros de voz y 15 de datos, el precio del iPhone 3G será de 49 euros, en lugar de 109 euros.

En todos los casos, en los que el cliente asocie las distintas tarifas de voz -9, 20, 40, 60 y 90 euros- con las de datos -15 o 25 euros-, la rebaja del dispositivo será de unos 60 euros respecto de los precios anteriores.

Para los clientes de Movistar, el precio también tendrá rebajas. Adquirir el terminal con el mínimo de puntos, 6.500, costará ahora 291 euros, frente a los 376 euros que costará hasta el 1 de junio. Y para conseguirlo gratis ahora el usuario deberá tener 142.000 puntos, frente a los 181.000 que eran necesarios con anterioridad.

El nuevo iPhone 3.0 incorporará una cámara de 3.2 megapíxeles, con grabación de vídeo, batería de mayor duración, radio FM, y 32 Gb de memoria entre otras funcionalidades.

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