Nuevas tecnologías para los mismos políticos

lunes, 23 de noviembre de 2009

La fascinación por Obama y su campaña política no tiene límites. Pagar 250 euros de inscripción para asistir a un congreso en el que no hay una sola mesa para escribir tiene mérito. El auditorio de la torre Agbar de Barcelona se conviritió en la jaula de un buen puñado de entusiastas de Twitter, blogs y Facebook en clave política cuando pasadas dos horas la conexión wi-fi no podía dar servicio para todos y los enchufes de la sala era inexistentes.


Tras la charla de apertura en vídeo de Jordi Hereu, alcade de la ciudad anfitriona, hubo una sorpresa fuera de programa durante la primera parada técnica para el café: Josep Lluís Carod Rovira contó algunas experiencias de su partido y el independentismo catalán en Internet. Joe Rospars, Kate Albright-Hanna, Benoit Thieulin y Dominique Piotet expusieron las lecciones de campaña en el camino de Obama hacia la Casa Blanca. Previamente, Micah Sifry hizo algo tan de moda como meterse con los periódicos y su dejadez en labores de investigación. Tuvo acogida entre el público, pero no se observó un ápice de crítica hacia la clase política en el resto de su intervención.

La tarde estuvo dedicada a analizar los cambios de la organizaciones políticas y las nuevas vías de comunicación de los ciudadanos. Se certificó la importancia de Facebook y Twitter como emisores y difusores del mensaje. El marketing propagandístico 2.0 comienza a tener sus herramientas, entre las que MySpace ya no tiene cabida. Fueron varios ponentes los que certificaron su defunción como red social para crear tendencias. Desde Francia a Reino Unido pasando por Suecia o Irlanda los partidos políticos de la Vieja Europa relataron su compra de adwords en Google (compra mediante subasta a ciegas de palabras clave que aparecen en el buscador junto a los resultados), páginas en Facebook, y pocas ideas nuevas. Daba la sensación de estar ante la misma ponencia con diferentes presentadores. Era como si estuviesen todos los partidos probando las mismas recetas en diferentes países sin estudiar antes qué avances había hecho el vecino y con qué resultados.

De lo poco reseñable y novedoso en la jornada fue la exposición de Ernest Benach sobre las acciones del Parlament de Catalunya en la web 2.0 no sólo a la hora de emitir mensajes, sino también para escuchar a la ciudadanía. Destacó Paul Hilder, de la red de activismo social avaaz.org, explicando sus campañas de correo masivo para concienciar sobre la necesidad de la lucha contra el cambio climático o la de obtención de fondos para paliar los efecto del ciclón en Burma (Birmania). Antes de clausurar la jornada, Jack Thurston dejó un atisbo de esperanza en cuanto a transparencia política en Europa con la presentación de la web http://followthemoney.eu/.

En la misma se proporciona un seguimiento del dinero que cuestan las inversiones realizadas por la Unión Europea, su avance, costes y desarrollo. La pantalla del auditorio iba mostrando los mensajes generados en Twitter sobre cada una de las charlas, casi todos en inglés. Poco a poco entre los asistentes catalano e hispanoparlantes comenzó la rebelión, hasta se creó un canal paralelo en Twitter para salirse del guión y escribir las impresiones personales en el idioma que les apeteciese al margen de lo que hiciese la organización.

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