Nuevo suicidio en France Telecom

Los suicidios en la multinacional francesa de las telecomunicaciones están a punto de convertirse en una epidemia. Un nuevo trabajador, el número 24 desde febrero de 2008, se tiró por un viaducto en la provincia de Alta Saboya, no sin antes culpar a la empresa en una carta.
El tema es tan serio que el ministro de trabajo francés convocó hace unos días a una reunión al presidente de la compañía, el cual tras las presiones que llegaron desde El Elíseo, anunció la adopción de métodos de gestión “más humanos” para intentar interrumpir la “espiral infernal de suicidios” entre los empleados.

Unas medidas que o no se han implantado todavía o no han tenido el efecto deseado. Tras los suicidios y otros tantos intentos los sindicatos franceses han pedido que no se cierren plantas, que cesen los despidos y los traslados forzados de casa y de trabajo.

Algo a lo que se han negado los directivos, inmersos en la reestructuración de un gigante que cuenta con 100.000 trabajadores. Un antiguo monopolio que aunque conserva participación pública tiene la mayoría del capital en manos privadas, acusados por los sindicatos franceses de emplear una presión brutal hacia los empleados que ha originado una ola de suicidios que no tiene parangón en la industria tecnológica (ni en ninguna otra conocida).