En tiempos en los que el mundo entero babea ante el nuevo iPad sin haberse repuesto todavía del shock sufrido antes por los iPods o los Xboses, Barack Obama ha tenido el atrevimiento de advertir de algunos efectos perniciosos de esas tecnologías y ha reivindicado el valor de los métodos tradicionales de conocimiento.

Analizada a simple vista, resulta una declaración sorprendente dicha por un hombre de 48 años, que ha peleado por mantener su Blackberry después de ser elegido presidente y cuyos colaboradores se comunican con los periodistas por Twitter con más naturalidad que por teléfono. Y sin olvidar que su campaña electoral estuvo en gran parte basada en Internet.
Pero, a la vez, es una afirmación coherente con lo que Obama dijo en la propia Universidad de Hampton, donde advirtió que en el periodismo actual -en parte por culpa de los nuevos medios de comunicación- el rumor está sustituyendo a la información confirmada, y con lo que ha venido denunciado en discursos anteriores: que Internet está agudizando la polarización política porque los lectores tiene muchas más páginas en las que confirmar su prejuicios.
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